Si alguien te dijera hace un año y medio por todo lo que ibas a pasar este año, ¿te lo creerías? Parece surrealista pensar que “positivo” se ha convertido en una palabra taboo en nuestras vidas. Hemos llegado a temerle, estremecernos al escuchar esa palabra. Si algo hemos aprendido este año es que el virus no hace excepciones, y se puede llevar a nuestros seres más queridos en un abrir y cerrar de ojos. Todos hemos vivido de cerca las consecuencias que el COVID ha traído a nuestras vidas. Hemos experimentado malas experiencias, algunos personalmente, otros a través de amistades o conocidos.
A estas alturas, la “nueva normalidad” nos tiene a todos agotados. La pandemia nos ha afectado más de lo que esperábamos, y nuestros mayores también han notado el cambio. Datos pavorosos muestran que más de 27.000 personas mayores de 50 años han muerto por el COVID-19 entre 2020 y 2021. Puede parecer una cifra diminuta, comparada con los 50 millones de habitantes que tiene España. Pero no parece tan diminuta en comparación con el número de muertes por COVID el año pasado, donde más de 80.000 personas perdieron la vida. Esto es alrededor de un 33%. Escalofriante, ¿no te parece? Es más de un tercio del total de muertes.
Esto junto con el aislamiento social y el miedo al contagio entre otros factores han desembocado en un empeoramiento de la salud mental. Esto ha agravado las enfermedades cognitivas como la depresión, ansiedad, demencia… que con tanta frecuencia aparecen en la población envejecida. Todos sabemos lo mucho que les gustan a nuestros abuelos sus paseítos diarios. Y no solo la salud mental se ha visto afectada, sino también la física se ha visto perjudicada por las garras del coronavirus, pudiendo salir con menor frecuencia de casa.
Pero no nos olvidemos de una cosa importante: el cariño de los seres queridos. Las personas mayores requieren el contacto con sus familiares y amigos, sobre todo porque las relaciones interpersonales son fundamentales para ellos. Al reducir la comunicación con sus parientes pueden llegar a sentir cierta tristeza llegando a agudizar la soledad que se comienza a sentir con el paso de los años.
En conclusión, las consecuencias que el COVID-19 ha tenido sobre la población han sido catastróficas, afectando a todos de una manera diferente. Los mayores forman parte de un porcentaje muy alto de personas afectadas tanto mental como físicamente por el virus. La ventaja que tenemos actualmente es la tecnología, y deberíamos aprovecharla al máximo. Y, ¿qué mejor manera de aprovecharla que con Maximiliana? ¡Es una alternativa sencilla tanto para ellos como para nosotros!
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